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Devotional the Depeche Mode Experience.

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  • 10 may 2020
  • 2 Min. de lectura

Por Yahir Del Llano.



8:35 pm noche de sábado…Subí el ascensor, llegué al tercer piso y mire “Teatro del Parque Interlomas”. Fila y fila de gente. Algunos entregando boletos, otros tomándose fotos mientras esperaban, algunos más se encontraban aprovechando y mirando el basto paisaje urbano que comprendía la zona comercial con bastos elementos naturales. Pero la hora se acercaba y el acceso fue más rápido, así que decidí formarme también y en segundo plano mirar la mercancía. Playeras, tazas, gorras, todo con el logo de la banda “Devotional the Depeche Mode Experience”. Más allá de que fuera un concierto de homenaje oficial, realmente se sentía como si fuera real.

9:00 pm. Llegó la hora y entramos. Acceso preferente, fila P. Una chica nos ayudó a encontrar nuestros lugares entre la oscuridad. El escenario estaba colorido; como un arcoíris; y de fondo se escuchaba Blue Monday, como cover para abrir el concierto. Aún había bastantes lugares vacíos, pero eso no impidió que la emoción se hiciera presente. Finalmente el telón bajo, llegaron aquellos fans que aún faltaban. Pareciera que la noche se hizo total presente, tan sólo un rayo de luz azul iluminaban levemente hasta que la gran pantalla que estaba en el centro se encendiera y empezara una cuenta regresiva musical.

Uno a uno de los integrantes fue apareciendo como versiones alternativas de Martin Gore, Andrew Fletcher y Alan Wilder. Tocando conformen llegaban para que al recibir al último número, una especie de Dave Gahan (Freddie Morales) comenzará a cantar “Just Can´t Get Enough”. Entonces los gritos iniciaron, todos los fans se pusieron de pie para recibir al imitador oficial de la banda de Reino Unido con grandes aplausos.

Walking in my shoes, Never Let Me Down Again, Enjoy the Silence, Personal Jesus, Strange Love, fueron algunos de los temas que se escucharon. Hasta que hubo unos segundos de dificultades tecnológicas y todo volvió a apagarse. Los quejidos se hicieron presentes pero apenas empezaron la luz volvió y la música siguió para continuar con una incitación a ponernos de pie y aplaudir. El ambiente se prendió más que nunca, y era lógico pues estaba a punto de comenzar la canción con la que cerrarían el concierto: Everything Counts.


Parecía que todos se dieron cuenta de que era el final, así que aprovecharon más que en otro tema y bailaron y cantaron como nunca. Finalmente cada uno de los músicos se alejaron de sus instrumentos para acercarse al borde del escenario y agradecer a la par que todos levantaban las manos y gritaban. Esto fue la clave para desaparecer mientras el telón se cerraba y las luces se encendían volviendo a como todo empezó.



 
 
 

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